jueves, 31 de mayo de 2018

DÍA OCHO DE EL MES DE JUNIO Y DEL AÑO 1996

cuando me siento invadido por los murmullos de la noche y en mi más fuerte el deseo de hablar de expresar mi amor con imágenes poderosas balbuceo y enmudezco sin saber qué decir
mi impotencia para hablaros me aterroriza
debían sentirse en ecos eternos los verdaderos instantes de éxtasis de abstracción de entrega
un soplo del baúl de los recuerdos divinos me ha acariciado su aliento tibio reconforta mi alma aterida
a veces pienso no amaros como quisiera porque guardo para mi el calor de sueños fríos de belleza oscura y luminosa
porque aveces mi mayor satisfacción está en saber que nunca os podré decir lo que en esos instantes siento
porque siento míos por completo muchos momentos de los que sé no podré escribir
cuando el alma ha sufrido mucho los rigores de el invierno se paraliza y queda insensible y árida y no reconoce que existe la luz desgajada en racimos rubios rebosantes de calor

rafael carmona jiménez
publicado a las diez de la noche de el día uno de el mes de junio
y del año 2018


era un niño pequeñito con una cara muy arrugada y con unos ojos brillantes de cristal
todas las mañanas nacía para él la luz y la sonrisa se elevaba hasta sus más tristes pensamientos
todas las mañanas para él se hacía el mundo y creía encontrarlo distinto
todas las mañanas era feliz quería jugar reír y amaba a todos
y salía de su espíritu y caminaba y quería amar a todo el mundo 
pasaba el tiempo  y los días
todos los hombres caminaban caminaban
había unos "huesecillos" de cara arrugada amontonados en un rincón y nadie
una 
"cabecita" hinchada que sonreía y nadie le hacía caso
los pasos crujían rápidos las cabezas quedaban aplastadas los cuerpos  retorcidos y deformes los rostros apretados contrahechos
eran monstruos de paso rápido muy rápido
se acababa el día la luz comenzaba de nuevo a caminar a recorrer su curso hacia las aguas los pasos micallaron y todo quedó sólo todas las calles estaban húmedas de sudor llenas de pelos y olían a sangre
los "los huesecillos"de el rincón se levantaron arrastrando su cara arrugada los ojos de vidrio brillantes se derretían por el fuego y lloraban
el niño de cuerpo pequeñito y cara arrugada se quedó solo con su sonrisa
todas las mañanas nacía para él la luz todas las mañanas se hacía el mundo siempre amaba
él sufría y nadie le hacia caso
nadie le escuchaba

rafael carmona jiménez
publicado a las nueve y cuarto de la noche de el día cuatro de el mes de junio
y del año 2018


mi existencia transcurre lenta detenido en el claustro de mis recuerdos
no aspiro con realidad los momentos que vivo
pienso no existir porque existo en el pasado toda mi vida se retrasa el cuerpo de este tiempo presente no lo percibo sino confuso sentado esperándome en el horizonte
camino axfisiándome en las aguas enfangadas de mi imaginación que fluye gota a gota de mi cerebro
el tiempo resbala entre mis dedos como el aceite aguardo a que transcurra sin mi para detenerlo en mi pensamiento para hacerlo  mío para retenerlo en mi cuando lo necesite participando yo solo de la alegría o de la tristeza que me hubiese causado
me he detenido y contemplo el tiempo no le acompaño el me siente como enemigo y forcejea para devolverme al presente
el tiempo es el receptáculo frío donde congelo mis vivencias el tiempo es el arca que guarda solo para mi un universo de vida empolvada y llena de telarañas que oliendo a humedad penetra por mi boca anulándome para la existencia
creo ser un sueño de el tiempo y no vivo sino con las horas con los minutos cadavéricos y podridos que ya murieron

rafael carmona jiménez
publicado a las nueve de la noche de el día cinco de el mes de junio
y del año 2018


los niños que jugaban en las placetas de escarcha con las piernas moradas y las orejas encendidas con las "naricillas" de cristal junto a los braseros olían a jabón limpio
los tejados de las casas bañados de invierno mojados brillaban en brochazos de un sol rojo  entre las nubes
las mariposas de el otoño pintadas de sangre y yema se fundían en las burbujas de la cascada
los cantos de el órgano de la catedral dormida se retuercen entre las columnas en los santos de piedra......todas las bóvedas retiemblan mecidas en la luz rota de las cristaleras en el crepúsculo de los párpados de Dios
voces y gritos de las catacumbas esculpidas en siglos de sangre que saltan y rebotan que se despedazan en ecos retumbantes que mueren en soplos fríos de susurros que se pierden en el tiempo de el corazón de las piedras
remueven las estatuas su carne de mármol...y encarnan espectros de ceniza que nadan desgajándose en la oscuridad húmeda de las naves infinitas lejanas perdidas en la melancolía
la vida no es sino un equilibrio entre la fantasía de nuestro ser y la realidad que nos rodea
a veces la realidad se refugia en nosotros y nuestra vida aunque parezca un constante ir hacia la realidad es un constante huir de ella
el hombre nunca podrá hablar de el hombre porque su vida no ya para con los demás sino para consigo mismo es una casi constante equivocación
los sueños que no han sido cimentados en una base real pronto mueren en nosotros aunque queramos prolongar su aliento con el nuestro propio
los sueños que nos hacen permanecer en nuestras pretensiones tienen vida de por si una vida más potente aún que la nuestra porque está basada en una realidad universal a la que estamos subyugados que nos domina y exige de nosotros todo
pero elevarse por cada partícula de realidad hacia la humillación que nos haga ver el verdadero tamaño de nuestro cuerpo de el cuerpo que ha de luchar
no es privilegio de todos los seres

RAFAEL CARMONA JIMÉNEZ
PUBLICADO A LAS NUEVE DE LA NOCHE DE EL DÍA SEIS DE EL MES DE JUNIO
Y DEL AÑO 2018



cuando me siento invadido por los murmullos de la noche y es en mi más fuerte el deseo de hablar de expresar mi amor con imágenes poderosas balbuceo y enmudezco sin saber qué decir
mi impotencia para hablaros me aterroriza
debían sentirse en ecos eternos los verdaderos instantes de éxtasis de abstracción de entrega
un soplo de el baúl abierto de los recuerdos divinos me ha acariciado su aliento tibio reconforta a mi alma aterida
y a veces pienso no amaros como quisiera porque guardo para mi el calor de sueños fríos de belleza oscura y luminosa
porque a veces mi mayor satisfacción está en saber que nunca os podré decir lo que en esos instantes siento
cuando el alma ha sufrido mucho los rigores de el invierno se paraliza y queda insensible y árida
y no reconoce que existe la luz desgajada en racimos rubios rebosantes de calor

rafael carmona jiménez
publicado a las nueve de la noche de el día ocho de el mes de junio
y del año 2018


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