EL CALOR DEL SOL CALIENTA LAS ENTRAÑAS DE LA TIERRA,SU LUZ FILTRADA POR LAS HOJAS,PERLADAS DE GOTAS DE LLUVIA PENETRABA EN EL BOSQUE.
HABÍA DESCENDIDO DE LA MONTAÑA DESPUÉS DE CONTEMPLAR UN AMANECER ROJO Y ARDIENTE.
MI CASA ESTABA EN EL FONDO DEL VALLE.
SALÍA HUMO.
LA CHIMENEA ESTABA ENCENDIDA Y SU CALOR SE EXPANDÍA POR TODA LA CASA.
LOS PÁJAROS DORMÍAN EN SUS NIDOS.
LAS HORMIGAS NO TRABAJABAN,ESTABAN DORMIDAS EN SU HORMIGUERO.
LOS OSOS HIBERNABAN.
SOLAMENTE LOS LOBOS AULLABAN EN LA NOCHE.
SUS AULLIDOS NEGROS ERAN UN CONCIERTO.
HACÍA MUCHÍSIMO TIEMPO QUE UNA HADA HABÍA VENIDO A VISITARME.
YO LE HABLABA,LE COMUNICABA MIS PROBLEMAS Y PREOCUPACIONES.
MI HADA NO ERA VIEJA,A PESAR DE TENER CIENTOS DE AÑOS.
TENÍA ALAS DE MARIPOSA Y DORMÍA PLÁCIDAMENTE.
MI HABITACIÓN ERA DE PIEDRA Y TENÍA UNA MESA LABRADA CON PATAS LLENAS DE ESCULTURAS DE GNOMOS Y ELFOS QUE HABLABAN.
TODA MI CASA HABLABA.
UNA NOCHE CUANDO TODO DORMÍA Y LA CASA ESTABA EN SILENCIO OÍ UN LEVE GEMIDO DETRÁS DE LA PUERTA.
LA ABRÍ.
NEVABA.
CASI MUERTA DE FRÍO HABÍA UNA PEQUEÑA HADA RECIÉN NACIDA EN EL ESCALÓN DE PIEDRA DE LA ENTRADA.
LA PEQUEÑA HADA TENÍA UN COLOR GRIS OSCURO,NO TENÍA LUZ.
SE ESTABA MURIENDO.
LA COGÍ ENTRE MIS MANOS CON MUCHO CUIDADO Y LA PUSE CERCA DE LA CHIMENEA.
CON LENTITUD FUE VOLVIENDO UN COLOR SONROSADO AL ESPÍRITU DE LA HADA.
MI HADA SE DESPERTÓ Y VIO EL ESTADO EN QUE SE ENCONTRABA SU AMIGA.
LA ABRAZÓ.
Y MI CASA SE LLENÓ DE VUELOS DE HADAS.
RAFAEL CARMONA JIMÉNEZ.
DÍA DOCE DE ENERO DEL AÑO 2012.
A LAS DOCE Y CUARTO DE LA MAÑANA.
ESCRIBO SIEMPRE DESDE MACHARAVIAYA
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