LAS RAMAS PARECÍAN LLAMAR INSISTENTEMENTE A SU VENTANA.
¡CONÓCETE A TI MISMO¡ DIJO CIERTO FILÓSOFO Y PENSADRÍAN AADOR GRIEGO.
¡PERO QUÉ DIFÍCIL¡.
¡QUÉ DIFÍCIL ERA PARA ÉL CONOCERSE¡..¡RECONOCERSE¡.
¡SALDRÍAN A FLOTE LOS DEMONIOS INTERIORES¡..,¡LOS RECUERDOS¡.
POR SI ACASO CONSERVÓ UN TROZO DE ESPEJO DONDE SE VEÍA REFLEJADO. HABÍAADO DESDE HACÍA MUCHOS AÑOS FRENTE A UN LAGO CON CAMALEONES.
ALFOMBRÓ EL SUELO DE SU CASA CON TROZOS DE LOS ESPEJOS QUE HABÍA ROTO Y SE FUE A DESCANSAR A SU CAMA CON BALDAQUINO.
LA LUNA SONRIENTE ACUNABA SUS SUEÑOS Y LAS ESTRELLAS PARECÍAN DECIRLE QUE LLEVABA MUCHA RAZÓN EN NO QUERER CONOCERSE.
¿POR QUÉ?.
¿POR QUÉ TENÍA QUE CONOCERSE?.
EL YA SE CONOCÍA HASTA ESOS DIMINUTOS RINCONCÍLLOS DONDE GUARDAMOS CELOSAMENTE NUESTROS SECRETOS Y NUESTROS VICIOS.
SE DESPERTÓ,DE PRONTO,CON UNA GRAN INQUIETUD.
NO HABÍAN PASADO MÁS QUE DOS HORAS DESDE QUE SE HABÍA ACOSTADO.
UN DEMONIO CON FORMA DE VIENTO SACUDIÓ LA VENTANA.
¡TEMBLÓ SU CASA¡.
SU CASA,UNA GRAN MANSIÓN ESCONDIDA ALA VISTA DE TODOS QUE HABÍA HEREDADO DE SUS PADRES.
LA MANSIÓN ESTABA LLENA DE RECUERDOS ACOLCHADOS Y SUCIOS,RECUERDOS QUE LAS ARAÑAS HABÍAN CONSOLIDADO CON NUDOS DE ACERO.A
PRECEDIDO DE UN FUERTE TRUENO SE DESATÓ UNA TORMENTA,LAS NUBES CON ROSTROS AMENAZANTES LO MIRABAN CON HUESOS ARDIENTES.
EN SUEÑOS Y DESNUDO,ASUSTADO DE SÍ MISMO DESCUBRIÓ QUE LOS ESPEJOS SE HABÍAN RECONSTRUIDO A SÍ MISMOS.
¡LOS ESPEJOS ESTABAN ROTOS,A PESAR DE SÍ MISMOS¡.
¡MENOS MAL NO SE CONOCIÓ¡
¡NO VEÍA SU MALDITO REFLEJO¡.
ENTONCES CON MUCHO CUIDADO Y CON MUCHO AMOR HACIA SÍ MISMO SACÓ DE SU BARGUEÑO EL ESPEJO DEL LAGO.
SOÑABA CON AQUEL LEJANO RECUERDO EN DONDE ENCONTRÓ LA PAZ POR PRIMERA VEZ,EN SU VIDA.
MUY DESPACIO QUITÓ EL ENVOLTORIO DE ENCAJES EN DONDE HABÍA GUARDADO EL ESPEJO.
SE ILUMINÓ EL ESPEJITO,LO PUSO FRENTE A ÉL PERO NO VIO EN EL ESPEJO NINGÚN LAGO.
SE CONTEMPLÓ A SÍ MISMO.
SE CALMÓ LA TORMENTA.
EL ESPEJO DESAPARECIÓ Y CON EL ESPEJO EL REFLEJO DE SÍ MISMO.
¡DESAPARECIÓ ÉL MISMO¡.
¡ES UNA LOCURA CONOCERSE A SÍ MISMO¡.
RAFAEL CARMONA JIMÉNEZ.
DÍA DIECISEIS DE OCTUBRE DEL AÑO 2011.
A LAS CUATRO DE LA TARDE.
ESCRIBO COMO SIEMPRE DESDE MACHARAVIAYA.
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