CAPÍTULO QUINTO
EL PERMISO DE LA MONTAÑA
EL CABALLERO INDIFERENTE Y SIN INMUTARSE ANTE LA PREGUNTA
QUE NO LE RESULTABA EXTRAÑA
¡TOCÓ CON EL GUANTELETE LA ESPINA MÁS DIMINUTA DE LA MONTAÑA
PUES LA MONTAÑA SE HABÍA CUBIERTO DE MATORRALES ESPINOSOS Y DENSOS BOSQUES
¡PARA QUE NADIE PUDIERA ENTRAR¡
PERO...AL TOCAR CON EL GUANTELETE AQUEL ESPINO SE ABRIÓ UN SENDERO POR EL QUE COMENZÓ A CAMINAR
¡ERA UN CAMINO DE HIERBAS MULLIDAS Y FLORES MULTICOLORES QUE DESPRENDÍAN UNA DENSA FRAGANCIA
EL CAMINO ABIERTO CUANDO EL CABALLERO SE ATREVIÓ,A PESAR DE LA OPOSICIÓN DE LA MONTAÑA DE LA ÚLTIMA POESÍA,SE FUE CERRANDO A SUS ESPALDAS Y VOLVIENDO A SU ESTADO ORIGINAL
¡PARA QUE NADIE PUDIERA ENTRAR
EL CABALLERO CON SU CABALLO,SU ESCUDO,SU LANZA Y ESPADA SUBIÓ A LO MÁS ALTO DE DELA MONTAÑA
QUE LE OFRECIÓ ROCAS PUNTIAGUDAS Y VENAS DE LA PIEDRA DE LAS QUE CHORREABA SANGRE
ESTA MONTAÑA ALEJADA,ALLÁ EN LOS CONFINES Y LEJOS DE TODO
SE ALZA FRENTE AL MAR
UN MAR DE COLORES DIÁFANOS,TRANSPARENTES
SOBRE TODO UN AZUL LUMINOSO EN EL QUE LA LUNA RIELA TODAS LAS NOCHES
FORMANDO CON SU LUZ LAGOS Y RÍOS DE PLATA
RAFAEL CARMONA JIMÉNEZ
DÍA VEINTE Y SEIS DE AGOSTO DEL AÑO 2012
A LAS TRES Y DIEZ Y OCHO MINUTOS DE LA MADRUGADA
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