COMO TODAS LAS TARDES FUI A PASEAR AL JARDÍN CERCANO PARA SENTARME,EN EL MISMO BANCO DE HIERRO EN DONDE SOLÍAMOS HACERLO
LA LUZ DEL ATARDECER ESTALLABA ROJA EN LOS CRISTALES DE LAS VENTANAS
LA NOCHE NEGRA COMO UN MIRLO SE ACERCABA Y LA NIEBLA HUMEDECÍA LAS HOJAS DE LOS ÁRBOLES
PENSÉ IRME,PUES AUNQUE ME GUSTA PASEAR BAJO LA LLUVIA,BARRUNTABA UNA TORMENTA
PERO NO LO HICE,PUES QUERÍA RECORDAR
RECORDAR AQUELLOS MOMENTOS EN LOS QUE ELLA REÍA Y CANTABA
PENSANDO QUE ERA INÚTIL REPETIR UNA Y OTRA VEZ AQUELLA CEREMONIA QUE SE HABÍA CONVERTIDO EN UNA OBSESIÓN,TOMÉ EL CAMINO PARA MI CASA
VOLVÍ LA CABEZA Y VI UNA SOMBRA INCLINADA EN EL BANCO DE HIERRO
¡ELLA HABÍA VENIDO¡
CON PASOS LENTOS ME FUI ACERCANDO A LA SOMBRA,CUYA CABEZA ESTABA AGACHADA
¡SÍ¡...¡ERA ELLA¡
LA SOMBRA QUE SE RECORTABA EN LAS SOMBRAS
¡ERA ELLA¡
CORRÍ CON LOS BRAZOS ABIERTOS PARA ABRAZARLA
Y CUANDO LLEGUÉ AL BANCO DE HIERRO
¡ABRACÉ EL AIRE¡
¡ABRACÉ A UNA SOMBRA¡
RAFAEL CARMONA JIMÉNEZ
DÍA DIEZ Y SIETE DE AGOSTO DEL AÑO 2012
A LAS CUATRO Y MEDIA DE LA TARDE
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