LA LLUVIA DE LA NOCHE ANTERIOR HABÍA DEJADO PÉTREAS HUELLAS EN LA TIERRA.
¡AMANECIÓ¡.
UN DÍA DE LUZ RADIANTE.
EL CANTO CIRCULAR DE LOS PÁJAROS SE ESCONDÍA EN EL HUECO DE LOS ÁRBOLES.
DESDE LAS MONTAÑAS,COMO SERPIENTES AZULES,SOPLABA UNA BRISA EMBRIAGADA DE OLOR DE LAS FLORES.
ELLA DORMÍA EN UNA HABITACIÓN DE COLUMNAS DE MÁRMOL DE COLOR NEGRO,ARRULLADA POR LOS SURTIDORES DE AGUA QUE REFRESCABA EL AIRE.
SU PECHO ASCENDÍA,DESCENDÍA LENTAMENTE Y SU CUERPO ONDULADO SE CUBRÍA CON TULES TRANSPARENTES.
EN AQUELLA PRIMAVERA TODO SU CUERPO TENÍA FRESCURA Y OLÍA A LIRIOS.
DEL PRÓXIMO BOSQUE ENTRÓ EN LA HABITACIÓN UN OLOR RANCIO Y ACRE.
EL OLOR TENÍA LOS PELOS HIRSUTOS EN LA NUCA.
ÉL ,CON TIMIDEZ,ANTE LA JOVEN DORMIDA LA CONTEMPLÓ DESDE LA VENTANA.
SOMOS OPUESTOS...¡PENSÓ¡.
LA NOCHE OSCURA Y NEGRA Y EL DÍA ACARICIADO POR LA LUZ DEL SOL.
MURALES Y ALEGRES PINTURAS DECORABAN LAS PAREDES DE LA HABITACIÓN DONDE ELLA DORMÍA.
CRÁTERAS,OENOCOES DORADOS.
¡ÉL NO LA DESPERTÓ.
ÉL NO LA LLAMÓ¡.
ELLA ,EN EL SUEÑO CÁLIDO DE MÁRMOL LO VIO.
EN SU SUEÑO SINTIÓ EL BOSQUE,OLIÓ EL AROMA DE LOS ÁRBOLES Y ESCONDIDO TRAS LAS BREÑAS QUE GUARDAN EL RÍO LO VIO.
ELLA SE ACERCÓ.
LO TOMÓ DE LA MANO.
Y ÉL LE DIJO.
¡GUÍAME EN EL LABERINTO DE MI VIDA¡.
RAFAEL CARMONA JIMÉNEZ.
DÍA SEIS DE MAYO DEL AÑO 2012.
A LAS DIEZ Y TRES MINUTOS DE LA MAÑANA.
ESCRIBO SIEMPRE DESDE MACHARAVIAYA
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