domingo, 23 de julio de 2017

la flor de el cementrio

habían pasado muchos años desde que ella murió en sus brazos
muchos años en silencio se amaron
muchos años sin poder expresar lo que él y ella sentían el uno por el otro
por azar se conocieron y sin hablar solo por sus miradas se reconocieron como compañeros que harían el camino el viaje hasta el final
retirados de el mundo y guardando con celo su amor solían pasear unidos cada tarde
una de aquellas tardes ella se sintió débil
.-vamos a casa
le dijo
.-me siento mal
él sin decir nada cogió su mano y ambos a su casa se dirigieron
él la acostó
ella y sin motivo aparente alguno iba perdiendo fuerzas y su respiración antes serena ahora agitada estaba
.-me muero amor mío
le dijo
él pidió que le dijera su último deseo
.-deseo le dijo descansar en una tumba en la cual estará mi efigie tal como ahora me conoces tal como era y que todas las tardes y siguiendo el camino de nuestros paseos me lleves una flor
ella murió y él cumplió sus deseos
encargó una estatua yacente que el escultor hizo basándose en la fotos de cuando ella estaba viva y que fue puesta en su tumba encima de una losa de mármol blanco
todas las tardes y recorriendo y recordando cuando paseaba con ella le llevaba una flor
y así durante años
no conoció más ni quiso a otra mujer
la flor que le había llevado la tarde anterior a la tarde siguiente estaba mustia seca y muerta como ella estaba
y pasaron los años y él se hizo viejo
ya canoso y con bastón no obstante erguido le llevaba la flor
y una tarde de otoño al agacharse para entregarle a su amada la flor
al lado de su tumba murió
pero aquella última flor permaneció viva llena de colores y bella en homenaje al amor que el uno para el otro sentían
 
 
rafael carmona jiménez
publicado a las once de la noche del día veinte y tres del mes de julio
y del año 2017


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