durante las noches se le abrían las puertas de otro mundo
¡de otros mundos¡
que no tenían nada que ver con el conocido o que él imaginaba conocer
en esos desconocidos mundos unas veces era rechazado y otras admitido
pues para poder entrar en los mundos desconocido hacen falta ciertos requisitos
requisitos de los que él en ocasiones carecía
muy diversos eran aquellos mundos deconocidos
¿irreales?
no pues él los veía más reales que la propia realidad
en ocasiones mundos tenebrosos
otras pacíficos y sonrientes
así pues atrapado por aquellos mundos desconocidos estaba en un perpetuo sueño
cuando tenía que volver a la realidad la veía extrañado como si fuera un sueño
como si la realidad fuese irreal
y una noche se le abrieron las puertas de uno de esos mundos
un mundo lleno de cuevas
en el sueño las recorrió no habiendo nada que mentar en la mayor parte de ellas
quiso abandonar aquel sueño pero no pudo
pues en el sueño vio una cueva cuya entrada era un ojo un ojo enorme que lo miraba fijamente
se abrió la retina de el ojo y se vio dentro de la cueva
en ella el suelo las paredes y los techos estaban llenas de ojos
ojos que lo miraban
él notaba que poco a poco iba desapareciendo y sintió que sus ojos se unía a los otros ojos que había en la cueva
eran sus ojos entre los ojos dispuestos a mirar al que se atreviera a entrar
rafael carmona jiménez
publicado a las diez y veinte de la noche del día veinte y tres del mes de septiembre
y del año 2017