.-jamás hubiese imaginado que sintiera tanto su ausencia
.-aún recordaba el ayer de su alegría en la cocina cantando mientras planchaba la ropa procurando que los pliegues planchados fueran perfectos
.-ordenada siempre pendiente de sus quehaceres
.-aún recuerdo nuestros paseos al borde del mar
.-¡mira una gaviota¡
me decía
.-aún recuerdo su cuerpo dorado extendido en la arena
.-casi jugaba con el agua¡
.-aún recuerdo sus amplias faldas estampadas y cómo nos abrazábamos para darnos calor en las noche de invierno
.-y aquellos veranos de flores y mariposas que alrededor de ella revoloteaban
.-aún recuerdo su voz el olor de su cuerpo
.-cuando estaba en una habitación sabía que había estado ella por el aroma
.-¡vamos a comer¡
me decía
.-y la mesa bien dispuesta con manteles blancos y limpios
.-y después de cenar hablábamos
.-y no me cansaba de escucharla
.-¡tantos recuerdos me ha dejado¡
.-una noche de primavera se sintió mal
.-tenía fiebre
.-estaba en nuestra cama aunque deseé impedírselo se levantó
.-la dejé hacer
.-se vistió de blanco y se acostó
.-la arropé con las sábanas bordadas con flores que a ella tanto le gustaban y mantas
.-la fiebre aumentaba
.-sudores
.-me miraba
.-el mal iba avanzando
.-me miró
.-una altiva mirada
.-la asistí hasta los últimos momentos
.-hasta su último aliento
.-agonizaba
.-y con hilo de voz como un susurro
me dijo
.-¡nunca me olvides¡
rafael carmona jiménez
publicado a las doce menos cuarto de la mañana del día veinte y tres del mes de mayo
y del año 2017
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