la mañana rezumaba luz
desde lejos el salobre olor de el mar
la mañana me invitaba
.-¡ve a la playa¡
me dijo
y viendo un cielo sin nubes y notando la cálida temperatura
respondí a la invitación que me había hecho la mañana
y
.-¡a la playa¡
ya en ella me encontré entre los millones de piedras que hay en la arena
una pequeña de color blanco
que me dijo
.-¡llévame contigo¡
y al verla tan blanca tan bonita de la playa la recogí
encontré un sitio confortable
una roca en donde apoyar mi espalda
yo miraba a la pequeña piedra que me dijo
.-quiero estar con mis compañera las piedras más grandes
.-¿y cómo?
le pregunté
la piedra me dijo
.-tú no hagas nada yo lo haré
así que apoyé mi espalda en la roca y me dormí contemplando el mar y arrullado por el fluir de el oleaje
al despertar me vi rodeado de un círculo de piedras enormes que había convocado la piedra que recogí
las piedras entre si hablaban y bajo la radiante luz de el astro rey de el sol
me dijeron
.-¿y cual es vuestra condición
le pregunté
y me dijeron
.-nuestra condición es que jamás dejes entrar a el círculo que formamos
asentí y siempre voy a la misma playa y cuando llego una piedra se desplaza para abrir una puerta por donde yo pueda salir y entrar hacia el mar
rafael carmona jiménez
publicado a las diez y cuarto de la noche de el día nueve de el mes de septiembre
y del año 2018
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