TODAS LAS TARDES EL RUMOR DE ABEJAS COMO SI FUERAN PIES DESNUDOS QUE SE DESLIZAN POR EL SUELO Y UN CÁNTICO MELANCÓLICO AL OÍDO LO IMPULSABA A DARLE UN ABRAZO A LA NOCHE Y TODAS LAS TARDES CUANDO EL SOL SE APAGA IBA AL CEMENTERIO Y EN LAS FRÍAS LÁPIDAS DE MÁRMOL SE ACOSTABA Y ALLÍ RODEADO DE ALTOS CIPRESES Y CON ESTATUAS MARMÓREAS QUE RECORDABAN A LOS MUERTOS PENSABA Y ESCRIBÍA BAJO LA LLUVIA POEMAS QUE SE MOJABAN
SUS POEMAS ERAN LÁGRIMAS DE AMOR
UN AMOR
¡QUE JAMÁS EXISTIÓ¡
Y LOS POEMAS QUE ESCRIBÍA LOS LEÍAN LOS ESPÍRITUS DE LOS MUERTOS
ALGUNOS DOLORIDOS CON LAS MORTAJAS DESTROZADAS
OTROS CON LAS TÚNICAS BLANCAS Y DESPUÉS DE HABER LEÍDO A SUS TUMBAS VOLVÍAN
PERO ÉL SEGUÍA ESCRIBIENDO SUS POEMAS DE AMOR EN LAS LÁPIDAS
LA LUZ DE LA LUNA ILUMINABA CON GOTAS DE PLATA A LOS CIPRESES QUE EN LA OSCURIDAD DE LA NOCHE LO ACOMPAÑABAN
UNA NOCHE NO VINIERON LOS ESPÍRITUS DE LOS MUERTOS A LEER SUS POEMAS DE AMOR
PERO ÉL SEGUÍA ESCRIBIENDO
¡NO LE IMPORTABA¡
Y UNA NOCHE DE COLOR NEGRO CUANDO LAS LECHUZAS CANTAN SE LEVANTÓ DE LA TUMBA UN ESPÍRITU QUE IRRADIABA UNA EXTRAÑA LUZ
Y EL ESPÍRITU CON BRAZOS DE AIRE
¡LO ABRAZÓ¡
Y LEÍA SUS POEMAS Y LO ACARICIABA
ENTONCES SE DIO CUENTA DE QUE HABÍA MUERTO
Y DESCANSÓ EN PAZ ABRAZANDO AL ESPÍRITU¡
RAFAEL CARMONA JIMÉNEZ
DÍA VEINTE Y TRES DEL MES DE ABRIL
Y DEL AÑO 2013
A LAS DIEZ Y VEINTE DE LA MAÑANA
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